La Verdad sobre las Cruzadas: Parte 3

¡En los dos primeros blogs, demostré que la Primera Cruzada fue convocada por buenas razones y fue una causa noble! Sin ella, el cristianismo podría haber sido aniquilado. Entonces, si bien la cruzada fue una guerra justa, no todo lo que sucedió durante las Cruzadas fue bueno o justo. Como ocurre con todas las guerras, se produjeron abusos y atrocidades.

Las Cruzadas fueron complicadas, a menudo desorganizadas y constituidas por todo tipo de personas: campesinos, nobles, caballeros, reyes e incluso muchos civiles. Eran de diferentes países y bajo diferentes comandantes. Obviamente, estos ejércitos a menudo eran difíciles de orquestar y controlar. Además, no siempre hubo un liderazgo claro o competente ni obediencia a los que estaban al mando. Como resultado, a veces sucedieron cosas malas. Sin embargo, aunque ocurrieron atrocidades, ¡no fue el Papa ni la Iglesia Católica en general los responsables de estos abusos! Los individuos corruptos, o a veces los grupos corruptos, hicieron exactamente lo contrario de lo que ordenaron el Papa o sus líderes.

¿Comenzaron las Cruzadas a apoderarse de las “riquezas” de Oriente?

En cuanto al mito de que el Papa inició las Cruzadas para obtener fortuna y riquezas, el hecho es que la mayoría de los cruzados, incluso los reyes, tuvieron que vender gran parte o todas sus propiedades solo para recaudar suficiente dinero para el largo viaje. Las cruzadas eran increíblemente costosas. Y, aunque unos pocos encontraron riquezas, tan pronto como conquistaron Jerusalén, la gran mayoría regresó a casa con lo que empezaron, nada. Algunos eran tan pobres que tuvieron que quedarse en Jerusalén y vivir con los cristianos allí porque no podían permitirse el lujo de volver a casa.

¿Acaso no mató judíos la Iglesia durante las cruzadas?

Se suponía que los cruzados que partieron de diferentes países se reunirían en Constantinopla y luego se dirigirían juntos a Tierra Santa como un ejército masivo. Sin embargo, contrariamente a lo que ordenó el Papa, dos pequeños grupos sedientos de sangre, encabezados por Walter el Indigente y Pedro el Ermitaño, partieron temprano por iniciativa propia. Condujeron a sus ejércitos rebeldes por Renania para matar a los judíos allí. ¡Obviamente, esto no fue parte de las Cruzadas y nunca fue autorizado! Los obispos católicos de esas provincias intentaron proteger a los judíos ocultándolos, incluso a riesgo de sus propias vidas. Si bien esto fue legítimamente condenado por el Papa, lamentablemente dejó una mancha en la Primera Cruzada.

 

La Primera Cruzada y el Saqueo de Jerusalén

Cuando la verdadera Cruzada partió de Constantinopla, pasaron dos años caminando y luchando con poca comida y suministros para llegar a Tierra Santa. Los ejércitos cruzados recuperaron tierras cristianas en camino hacia Jerusalén y ganaron muchas batallas, a pesar de que a menudo fueron superados en número por los musulmanes. Muchos católicos murieron a causa del clima y muchos más del hambre. Las Cruzadas fueron siempre una causa casi desesperada, pero perseveraron con valentía. Finalmente llegaron a Jerusalén. Cuando se rompieron las puertas de ingreso a Jerusalén, los líderes perdieron el control de sus ejércitos. Enfurecidos por dos años de horrores, frustraciones y miles de muertes, los cruzados se abalanzaron sobre la ciudad masacrando furiosamente a muchos de los hombres que quedaban allí, se rindieran o no. Muchos de los cruzados quemaron, saquearon y destruyeron lugares, incluso lugares sagrados, algo que no debería haberse hecho, especialmente en la más sagrada de todas las ciudades.

Si bien hay muchas leyendas respecto a que los cruzados mataron a tanta gente que “la sangre corrió hasta las rodillas de las personas y los caballos”, esto es un mito. Solo imagina en tu mente un escenario tan absurdo. Jerusalén ni siquiera poseía suficientes personas para provocar un evento así, pero si sucedieron atrocidades. Si bien no todo el mundo participó en estas atrocidades, y aunque los comandantes nunca las autorizaron, estas cosas son ciertamente una negra mancha en el registro cristiano que mancillan lo que solo debería haber sido una causa noble.

 

La Cuarta Cruzada y el Infame Saqueo de Constantinopla

La segunda Cruzada fue un fracaso. La tercera Cruzada tuvo mucho más éxito, venciendo a grandes ejércitos musulmanes y asegurando la protección de las tierras cristianas, pero al final, no pudieron recuperar Jerusalén. Por eso se convocó la Cuarta Cruzada.

¡La temida Cuarta Cruzada! Esta es la única cruzada entre muchas que salieron drásticamente mal, y es la que todo el mundo usa como cartel para decir: “Así eran todas las Cruzadas”. Pero esta fue la trágica excepción y no la norma. De hecho, la Cruzada nunca sucedió realmente.

En resumidas cuentas, el ejército cruzado estaba de camino a Jerusalén, pero necesitaban barcos. Los venecianos acordaron darles en una flota, una flota que los cristianos no podían financiar por completo. Reflexionaron sobre las diferentes formas en que podrían recaudar el dinero necesario. De la nada, un emperador bizantino depuesto hizo un trato con los cruzados, prometiendo ayudar a financiar el resto de los barcos si le ayudaban a recuperar su trono. Los cruzados cumplieron su parte del trato, pero el emperador no. Después de descubrir que no había mucho dinero en la tesorería, detuvo sus pagos. Si bien esto por si solo ya habría sido un gran problema a enfrentar, sucedió algo mucho peor. De la nada, los cristianos bizantinos atacaron los barcos venecianos con su famoso fuego griego y quemaron a la flota cruzada hasta convertirla en cenizas. Esto enfureció a todo el ejército. También los dejó completamente varados con poca comida, pocas provisiones y sin forma de llegar a Jerusalén.

Como nota al margen de la próxima masacre, los bizantinos tenían una larga historia de promesas incumplidas y hostigamiento a los cruzados, incluso haciendo tratados con los musulmanes a sus espaldas. Estas traiciones ya habían costado a los ejércitos cruzados miles de muertes innecesarias. Además, los católicos en Occidente nunca olvidaron la masacre de 1182 por parte de los cristianos bizantinos. Los bizantinos mataron a hombres, mujeres, niños y sacerdotes católicos; los bebés fueron extraídos del vientre materno, y los que sobrevivieran fueron vendidos a los musulmanes. El ataque que estaba a punto de librarse contra Constantinopla palidece en comparación con el que se libró casi 100 años antes. No hace falta decir que atrocidades como esta crearon una profunda ira entre los cristianos occidentales.

Consciente de la hostilidad que se estaba gestando hacia Bizancio debido a esta masacre, el Papa ordenó específicamente a los cruzados antes de que se fueran que no atacaran a los bizantinos, no los hostigaran, sino que fueran directamente a Jerusalén. Sin embargo, ahora con su nueva flota veneciana arrasada, y toda esperanza aparentemente extinguida, los ejércitos cruzados se sintieron traicionados hasta el punto de ruptura. Con su enorme ejército, dieron media vuelta y saquearon Constantinopla matando a un gran número de personas allí. Lo que lo hizo particularmente trágico fueron las cosas horribles e inimaginables que sucedieron por parte de algunos de los cruzados, incluidos reportes de violaciones, cosas que nunca deben suceder entre los que se llaman seguidores de Jesús.

A pesar de lo que sucedió en el pasado, los cruzados no deberían haber saqueado Constantinopla. Esto se aplica doblemente a las cosas despreciables que sucedieron allí. Ciertamente, este es una gran mancha negra en las Cruzadas durante esos años. De hecho, por esta razón el Papa Juan Pablo II pidió perdón a los griegos durante su famosa disculpa. Pero no se disculpó por las Cruzadas mismas, sino solo por los abusos que tuvieron lugar.

Toda esta debacle nunca fue parte del propósito original de la Cruzada. Recuerda, el Papa había ordenado específicamente a los ejércitos viajar directamente a Jerusalén y no hostigar a los cristianos ortodoxos griegos. Por lo tanto, hubo un llamado a una quinta Cruzada para hacer lo que debería haberse hecho en primer lugar, recuperar Jerusalén y crear un paso seguro para los peregrinos que viajaran allí.

A pesar de que se produjeron algunos abusos durante este tiempo, esto no desacredita ni quita la intención original de lo que se suponía que eran las Cruzadas.

La conclusión es la siguiente: las Cruzadas fueron una guerra de defensa propia contra los ejércitos islámicos conquistadores que estaban destruyendo el mundo cristiano, y una guerra para reconquistar Jerusalén y hacer un paso seguro para los peregrinos. Eran guerras no deseadas con el propósito de proteger a todo el mundo cristiano del sufrimiento, la muerte y, en última instancia … la extinción. Si estas Cruzadas no hubiesen sucedido, sería muy probable que todos nosotros estaríamos hablando árabe hoy.

Véase “La Verdad sobre las Cruzadas” – Parte 4 para conocer el estado actual del Islam.