Hoy (1 de enero de 2014) es el día de fiesta de María, la “Madre de Dios”, no porque ella haya existido por la eternidad o porque haya dado a luz a Dios o cualquier tontería por el estilo, sino porque María fue la madre de Jesús, quien es Dios (Jn. 1:1).
Jesús era completamente humano y completamente divino, y es imposible separar Sus dos naturalezas. Aunque hay dos naturalezas, Él sigue siendo una sola persona, una persona divina. Por tanto, María no es madre sólo de su lado humano, ni sólo de su lado divino como algunos han supuesto falsamente, ni es sólo madre de un cuerpo. Ella era la Madre de Jesucristo, entero e íntegro, la segunda persona de la Trinidad.
Por eso no llamamos a María simplemente la madre de Cristo, o la mamá de Jesús, o la madre de Jesús, etc. No es que esos títulos no sean ciertos, pero no son suficientes. De hecho, son insuficientes. María como Madre de Dios es más preciso y protege la divinidad de Jesús. La doctrina de Theotekos (Madre de Dios) no se trata tanto acerca de María sino de Jesús. Protege la divinidad de Cristo de las personas que quisieran separar su unión hipostática como lo hizo Nestorio en el 431 d.C.
Él afirmó que Cristo era dos personas separadas, una persona humana y una persona divina, y que María era solo la madre de su lado humano. Luego, Cirilo de Jerusalén declaró en el Concilio de Éfeso que: 1. María fue la madre de Jesús; 2. Jesús era Dios; 3. Por lo tanto, María era la madre de Dios.
Esto es lo que celebramos. Jesús no fue sólo una persona humana y divina. Él es Dios, una persona divina que se hizo humano por nosotros, para morir por nosotros y reconciliarnos con Él mismo. Él era completamente Dios y completamente hombre, una sola persona.